Carl Lewis, “el hijo del viento”, está considerado como el mejor atleta de todos los tiempos, con sólo diecinueve años ya formaba parte del equipo olímpico estadounidense de atletismo, pero el boicot de su país a los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980 le impidió competir. Debutó como olímpico en los Juegos de Los Ángeles (1984), en los que obtuvo cuatro medallas de oro igualando la marca mítica de Jesse Owens en los Juegos de Berlín (1936).

En los dos siguientes juegos en los que participó (Seúl 1988 y Barcelona 1992), consiguió ampliar su medallero, obteniendo un total de 10 Medallas Olímpicas, nueve de Oro. Además, ocho Medallas de Oro y una de Bronce en los campeonatos del mundo de atletismo. Con treinta años, en los Campeonatos del Mundo de Tokio, Carl consiguió la mejor carrera de 100 metros en la historia, en un tiempo record de 9.86 segundos.

Carl Lewis logró entrar en todos los equipos Olímpicos estadounidenses de 1980 a 1996. Sus cinco participaciones Olímpicas constituyen todo un record para un atleta. En la mayoría de sus apariciones olímpicas, Carl batía nuevos récords mundiales, realizando los saltos de longitud más impresionantes de la historia. En 1996 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias.

En 2009, en reconocimiento a su compromiso inagotable con la causas de los más desfavorecidos, Carl Lewis fue nombrado Embajador de Buena Voluntad de la ONU para la Agricultura y la Alimentación. En la actualidad Carl Lewis colabora activamente en obras de beneficencia, a través de diversas fundaciones y de la suya propia, la Fundación Carl Lewis.

Conferenciante motivacional, ha participado en numerosos foros públicos y privados, invitado por empresas de todo el mundo para contar su historia de éxito y superación. Defensor de la familia, la juventud, la educación, el bienestar y el ejercicio físico, Carl Lewis aporta su fama para la sensibilización de los desafíos y las oportunidades que rodean a estas cuestiones en todo el mundo.